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Ataque a TC Televisión: algunos de los atentados a medios de comunicación en Ecuador y el mundo

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La abrupta irrupción de sujetos con armas largas y cortas, granadas y tacos de dinamita, en las instalaciones del canal de televisión público TC Televisión, se suma a una serie de ataques recibidos por este medio en los últimos 23 años.

El 17 de febrero del 2000, el periodista Rafael Cuesta Caputi recibió un casete bomba que explotó y le causó heridas en su rostro, pecho y manos, y problemas auditivos. Nunca se detuvo a los responsables y no se esclareció cuáles fueron los motivos del ataque.

$!Rafael Cuesta Caputi recibió un casete bomba que explotó y le causó varias heridas.

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Más de dos décadas después, en 2021, varios papeles con amenazas fueron arrojados al parqueadero de ese mismo canal. En estos, el Cartel Jalisco Nueva Generación advertía que “podrían ocasionar muertes en las calles”. Mientras que el año pasado, en marzo, un sobre enviado al periodista Mauricio Ayora (conocido como ‘Caterva’) contenía un pendrive explosivo que al final no se detonó.

Aquí un recuento de otros hechos suscitados en Ecuador y el mundo contra medios de comunicación:

EL UNIVERSO (Ecuador, 1978)

El 1 de septiembre, el edificio de diario El Universo, en ese entonces ubicado en el centro de Guayaquil, sufrió un atentado que dejó ocho personas heridas. Alrededor de las 10 de la noche, un artefacto colocado en la planta baja del inmueble estalló y dañó puertas, ventanas e incluso el ascensor. Desde el diario se atribuyó este ataque a su rol de fiscalizar a los gobernantes.

EL ESPECTADOR (Colombia, 1988)

En la madrugada del 2 de septiembre de 1988, el diario colombiano El Espectadorrecibió un ataque narcoterrorista por parte del Cartel de Medellín, que era liderado por Pablo Escobar Gaviria. Un carro bomba, que tenía más de una centena de kilos de dinamita, explotó frente a la sede de este medio de comunicación, que por varios años publicó sendos reportajes sobre la vinculación de Escobar con el narcotráfico. No hubo muertos, sí algunas decenas de heridos; el edificio tuvo severos daños pero sus máquinas de imprenta no se afectaron. Al siguiente día, el diario salió con su edición regular con el título ‘¡Seguimos adelante!’. Dos años antes de ese suceso, su Director Guillermo Cano Isaza fue asesinado por órdenes de Escobar.

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