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Fentanilo, un desafío de salud pública para Guayaquil

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La falta de una institución estatal que vigile la trazabilidad de las mezclas de droga circulantes, los escasos centros de tratamiento y el poco personal especializado son solo tres de los desafíos que plantea la presencia de una droga como el fentanilo en Guayaquil.

El Municipio de Guayaquil alertó sobre casos sospechosos y síntomas de adicción similares al fentanilo entre consumidores de la droga “hache” en la ciudad. 

El hallazgo lo refuerzan especialistas del sector privado que detectan la presencia de opioides en la sangre de personas con consumo problemático de drogas, cuyo síndrome de abstinencia es más fuerte y aparece más rápido (cada media hora sin consumir).

Las personas adictas ni siquiera saben que pueden estar consumiendo el adictivo y mortal fentanilo en un cóctel con una serie de otras sustancias como heroína, gasolina, ladrillo, cal, cemento, diluyente, diazepam, metanfetaminas o raticidas (en el caso de la “hache”).

Casos sospechosos

Juan Carlos González, director de Salud del Municipio de Guayaquil, aclaró que hasta el momento solo existen sospechas de las mezclas con el potente opioide sintético similar a la morfina y heroína, pero hasta 100 veces más potente. 

El hecho de que ciertos pacientes ya no respondan a los tratamientos aplicados activó las alertas en el Hospital Municipal Bicentenario. Además, se acortan los tiempos para volver a consumir entre las personas con uso problemático de drogas. 

“El fentanilo es una droga que recién se está introduciendo en Ecuador y como municipio no tenemos casos comprobados. Pero hay sospechas de mezcla con la droga ‘hache’”.Juan Carlos González, director de Salud del Municipio

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Jóvenes con problemas de consumo problemático de drogas son tratados en el Hospital Bicentenario, en el centro de Guayaquil.

Los dolores en el cuerpo, uno de los efectos del abuso de drogas, son cada vez más fuertes y prolongados, lo que lleva a pensar en el uso de mezclas con un potente sedante como el fentanilo, usado como anestesia en su presentación clínica (ampollas, parches o tabletas).

El fentanilo asiático -que también se comenzó a producir de forma artesanal o doméstica en México- llega a las calles a bajo precio como polvo, gotas o ampollas.

“El problema es que el fentanilo es una droga sedante y si se mezcla a través de la ‘hache’ con estimulantes como la cocaína, como también se estila, provoca un choque. En dosis altas puede provocar un paro cardiorrespiratorio, falla renal o hepática”, advirtió González.

Las brigadas nocturnas de la Empresa Pública Desarrollo, Acción Social y Educación (Dase) atienden en promedio a tres personas semanales con comportamientos erráticos o pérdidas de habilidades motrices, similares a los efectos de la denominada droga “zombie”.

Estas personas con problemas de adicción son trasladadas a la sala de emergencias del Hospital Bicentenario para estabilizarlas, agregó el director municipal.

Opioides en sangre

La psiquiatra Julieta Sagñay atiende en la consulta privada y en el Instituto de Neurociencias de Guayaquil a 20 pacientes diarios. En la mitad de ellos, sospecha de consumo de fentanilo en mezcla con otras drogas. 

La especialista en el tratamiento de personas con consumo problemático de drogas coincide en que los pacientes son más difíciles de tratar, pues registran un fuerte síndrome de abstinencia.

El síndrome de abstinencia se produce a la media hora de dejar de consumir la droga, cuando lo normal con la “hache” tradicional era sufrir abstinencia después de más de dos horas, apunta la psiquiatra. 

La abstinencia suele incluir dolor extremo, ansiedad, insomnio, paranoia y agitación psicomotriz

“Se rascan desesperadamente, como arrancándose la piel provocando heridas que se infectan y a veces ni se percatan por el efecto anestésico del consumo”, dice Sagnay.

Entre los casos más recientes, ella menciona a un adolescente consumidor de “hache” con hondas laceraciones autoinfligidas en la cara.

Cuando atiende a pacientes con síndrome de abstinencia peculiar -cuerpo encorvado, agitación, alucinaciones y cuadro psiquiátrico- les suele practicar un examen de sangre. 

Casi siempre, las pruebas registran la presencia de opioides. Pero ello no solo se puede atribuir al fentanilo, sino también a la heroína e incluso a fármacos. 

“El problema es que no hay ninguna institución que revise la cromatografía de las sustancias, para saber en qué medida circulan y cómo tratar a los pacientes”.Julieta Sagñay, psiquiatra

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Sagñay viene advirtiendo desde el primer trimestre de 2023 del posible uso de fentanilo mezclado con otras drogaspara aumentar el nivel de adicción en la ciudad. 

Ella insiste en que se requiere de una institución que haga la trazabilidad de las drogas que circulan o consumen los pacientes. 

El hospital Bicentenario de la Alcaldía de Guayaquil atiende de forma gratuita, de 7:30 a 16:00, en las calles Pedro Pablo Gómez y 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil.

Problema de salud

Así como no existe una institución que vigile los componentes químicos de las drogas circulantes, tampoco hay personal especializado, dice Sagnay

Y no está disponible en el país un “antídoto” como la naloxona o narcan. Se trata de un medicamento que se administra con atomizador nasal (o ampolla) para revertir una sobredosis de opioides

En Estados Unidos, el consumo de esta sustancia mata a 100.000 personas al año. Como depresor del sistema nervioso central, el cerebro deja de enviar la señal a los pulmones y los adictos simplemente se olvidan de respirar, agrega la especialista.  

Como droga sintética más barata de producir, en Estados Unidos el consumo creciente de fentanilo es tan grande que desplaza al de la cocaína y la heroína. 

En menos de un año, los adictos caen en un consumo crónico y problemático, “una adición compulsiva y sin límites”, que los puede llevar a la muerte, explica Sagnay.

“Solo tres de cada 1.000 personas logran recuperarse de la adicción al fentanilo por su dependencia y rápido efecto neurotóxico y deterioro cognitivo”Julieta Sagñay, psiquiatra

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El director municipal de Salud dice que los pacientes con sobredosis o en estado de shock por fentanilo deben ser atendidos en primera instancia en emergencia, en el sistema hospitalario. Para luego pasar a la desintoxicación. 

“El paciente normalmente termina en terapia intensiva por sobredosis, pues la droga también suele provocar derrames e infartos cerebrales”, dice el médico.

“Si se activa una emergencia por fentanilo se puede habilitar un espacio más en el Hospital Bicentenario para casos graves, que pueden terminar en terapia intensiva”Juan Carlos González, director de Salud del Municipio

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González agrega que la responsabilidad y competencia respecto al consumo de drogas es del Gobierno Nacional. Y asegura que se requieren campañas de prevención y más centros de tratamiento y desintoxicación autorizados.

Los centros de tratamiento municipales autorizados (20 camas para mujeres y 20 para hombres), pueden resultar insuficientes, reconoce

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