Saltar al contenido

La Tienda Radio FM

Aladino, el genio de la lámpara que llegó a la rockola por accidente

Qué ocurre cuando se frota una rockola en Ecuador? Pues que emerge la voz de Aladino, del mago de la música popular,del que ruega que lo asciendan a marido, porque se cansó de ser enamorado. 

Norberto Enrique Vargas Mármol (Guayaquil, 21 de agosto de 1955) se bautizó artísticamente como ‘Aladino’, porque su nombre era demasiado largo. Pensó en otra opción, Alí Babá, pero no le gustaba la alusión a los famosos 40 ladrones de la historia árabe. 

Así se inmortalizó un personaje guayaco, con sombrero de ala corta, camisas estridentes y zapatos blancos, conocidos como ‘quesos’, la facha de bohemio y soñador. 

Aladino inició su carrera artística en la década del 70, junto a Roberto Calero, Chugo Tobar, Kike Vega, Cecilio Alba y Roberto Zumba. Eran años en los queJulio Jaramillo y Olimpo Cárdenas dominaban el pentagrama nacional.

Con Jenny Peñafiel, la ‘Gata de la Rockola’, interpretó Penas, «esas que siento en mi alma, porque esta mujer no entiende, que me hace perder la calma». 

https://youtube.com/watch?v=JkcWR2_BKKE%3Fsi%3DYKyP45TLUmfJSCXV

Fue el primero de ocho hermanos y creció en el barrio Cristo del Consuelo, al suroeste de Guayaquil. En su niñez fue orgullosamente limpiabotas, gasfitero y vendedor de velas en las iglesias.

Hijo de Norberto, con 48 años, y Carmela, con 17, el ‘Mago’ creció en un hogar con necesidades económicas, pero abundante en valores morales. Su padre siempre le inculcó que a la mujer se la respeta. «Hay que mirarla del mentón para arriba», le repetía.

Cuando suena la música de Aladino, las botellas de licor se destapan en las cantinas para mojar las gargantas de los despechados, que cantan a viva voz ‘Tú tienes la culpa’: 

«Si soy un borracho, si soy un perdido, si soy vagabundo, si soy no se qué… a nadie la pido, yo vivo mi vida como Dios me dé». Y lo paradójico es que él jamás bebió ni fumó. 

https://youtube.com/watch?v=iyvmXEqtUFw%3Fsi%3DRbRiTHRL9I6zeR24

A los 16 años, Aladino lideró el grupo Tierra de Fuego. Corría 1974 cuando la agrupación participó en el festival musical Alfa Centauro, en el colegio Vicente Rocafuerte. Aunque ganaron el primer lugar, ellos le cedieron el triunfo a las chicas del Colegio Guayaquil.

El premio que obtuvieron fue grabar un disco de baladas, que no pegó y el grupo se disolvió. Pero la vida siguió y Aladino encontró un trabajo en radio La Fabulosa, donde hacía de perillero o pincha discos para ganar dinero. 

El cuento de la rockola llegó por accidente, cuando en la radio se iba a presentar una banda rockolera, cuyo cantante tuvo problemas de voz. Su amigo Roberto Toledo advirtió: «La voz de este chico está cansada, así que si tienen a otro cantante, métanlo».

Y Aladino hizo su magia interpretando ‘Mujer Bolera’, a la que le imprimió una frase letal: «Para ti, colorada, pecosa, infiel, por el daño que me hiciste». Un estilo que aprendió de su amigo locutor Pablo Hanníbal Vela, el inmortal ‘Rey de la Cantera’. 

https://youtube.com/watch?v=TSxKoKIPmQs%3Fsi%3DKzQ-berfR1zLXjw5

Con la improvisación surgió la fama y Aladino terminó en Radio Cristal, donde lo recibió su director Carlos Armando Romero Rodas, el popular CARR: «Que pase Aladino», le gritó desde su oficina y así se consolidó una amistad que terminó en compadrazgo.

Fue Romero quien impulsó su carrera, porque «cada 10 años nace uno como usted«. 

Así se hizo amigo del ‘Inquieto Anacobero’, del ‘Jefe’, Daniel Santos, quien le pidió a Aladino que conservara su estilo irreverente para la rockola. 

Llegó al Show de Bernard gracias a su interpretación rockolera del hit ‘Todo se derrumbó’, que en esa época era la balada éxito del mexicano Emmanuel,compuesta por el español Manuel Alejandro.

Vendió 100.000 discos «con esa voz chillona» con la que literalmente derrumbó una tarima en Babahoyo en 1982 por la euforia incontrolable de sus fans. 

Su calidad humana llegó al punto de que cantó gratis en el cumpleaños 75 de una fan, que le prometió un seco de pato a cambio de que les moviera el alma con cumbias, antologías, pasillos, boleros, baladas y tangos.

«La música es un edificio y cada género ocupa una planta», ha dicho en entrevistas cuando le piden su criterio acerca del reguetón. 

Es que Aladino ha cantado para cuatro generaciones. «No soy famoso, famoso es Dios», repite cuando la prensa se lo permite. Aunque su música ha trascendido hasta a Italia, donde cantó en el Festival de la Birra.

Sus detractores aseguran que Aladino no canta bonito, pero él responde que, si lo hace, «no me contratan».

Hace unos días, el Mago de la Rockola estuvo activo, planificando conciertos para todo el año. Es que él se hace a todo ambiente. Es ‘yunta’ del rockero Luis Rueda y ‘ñaño’ de los maestros Héctor Napolitano y Gustavo Pacheco. 

Actualmente, el genio debió regresar a la lámpara tras sufrir un cuadro de hipertensión que lo llevó a una sala de cuidados intensivos del hospital del IESS, Teodoro Maldonado Carbo, de Guayaquil.

A la espera de noticias sobre su salud, queda el consuelo de saber que, en cualquier esquina del país, algún despechado con mal de amores apelará a la lámpara de Aladino como banda sonora de su desventura amorosa.

«Mátame, mi amor, si no eres conforme; si yo a ti te lo di todo, que más quieres tú de mí. Quiera Dios encuentres hombre en tu vida, que te dé todo el cariño que quizás yo no te di».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *