
Esto se sabe de las osamentas encontradas en un bosque protector de Guayaquil
El nombre de este nuevo bosque se origina en un proyecto animalista creado tras el terremoto de abril de 2016, que dejó a miles de familias sin hogar y a decenas de perros en situación de abandono.
Para ayudar a los animales, se fundó un albergue en el kilómetro ocho de la vía hacia Bahía de Caráquez, en el cantón Sucre. En un inicio, el espacio abarcaba menos de 10 hectáreas, pero sus responsables decidieron adquirir terrenos aledaños para ampliar el refugio y evitar la tala del bosque circundante.

Imagen panorámica del nuevo bosque protector de Manabí, Santuario de Vida El Perro Feliz.Ministerio del Ambiente
Con el tiempo, se comprobó la presencia de fauna silvestre única, lo que impulsó la necesidad de otorgar una protección formal al ecosistema. Gracias a este esfuerzo, el Santuario de Vida El Perro Feliz se consolidó como un bosque natural privado de más de 129 hectáreas.
Según el Ministerio del Ambiente, el área conserva un bosque seco tropical, uno de los ecosistemas más frágiles y valiosos del planeta.
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De su extensión total, más del 88 % se destinará a conservación estricta y 13 hectáreas a restauración forestal, fortaleciendo la conectividad ecológica y la recuperación de hábitats para la biodiversidad local.
Durante el acto de declaratoria, también se otorgó la patente de funcionamiento del mariposario Casa Beatriz, un espacio que complementa la labor ambiental y educativa del proyecto.
El Santuario de Vida El Perro Feliz mantiene su labor en favor de los animales rescatados. Actualmente alberga más de 800 perros, que reciben atención veterinaria, quirúrgica y hospitalaria, además de servicios de laboratorio y adopción.
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En el lugar también conviven gatos, burros, gallinas y cerdos, mientras que en la zona del bosque seco se han identificado especies como tigrillos, pumas, sajinos y una gran variedad de insectos, lo que refuerza el valor ecológico del área protegida.