En un laboratorio danés, un equipo de científicos descubrió que algo tan cotidiano como una zanahoria podría ser clave para abordar la diabetes tipo 2, una enfermedad que afecta a más del 11% de los adultos en Estados Unidos. Los resultados del estudio, publicados en Clinical and Translational Science, demuestran que esta raíz naranja no solo regula el azúcar en sangre, sino que también mejora la salud intestinal.
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Utilizando un modelo de ratones con diabetes tipo 2, los investigadores exploraron los efectos de las zanahorias en combinación con una dieta alta en grasas. Los hallazgos fueron reveladores: los animales que consumieron zanahoria mostraron una mayor capacidad para controlar los picos de azúcar en sangre y una microbiota intestinal más equilibrada. Según los científicos, estos beneficios están vinculados a los compuestos bioactivos de la zanahoria, que actúan como mediadores en procesos metabólicos críticos.
El hallazgo no solo refuerza la importancia de incluir vegetales en la dieta diaria, sino que también abre nuevas posibilidades para complementar los tratamientos médicos convencionales contra la diabetes. Los investigadores esperan que sus descubrimientos inspiren estudios futuros en humanos y motiven cambios en los hábitos alimenticios globales.
Las zanahorias y su potencial antidiabético
La investigación, liderada por el profesor Lars Porskjær Christensen de la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), identificó compuestos bioactivos únicos en las zanahorias: falcarinol y falcarindiol. Estas sustancias naturales, que también están presentes en vegetales como el perejil, el apio y el nabo, tienen propiedades antiinflamatorias y favorecen la absorción del azúcar por las células.
“El falcarinol y el falcarindiol ayudan a las células a absorber el azúcar y mejoran la función de la insulina”, explicó Christensen en una entrevista con Newsweek. Además, los compuestos parecen influir en la liberación de la hormona GLP-1, crucial para regular el apetito y el metabolismo, y que es imitada por fármacos como el Ozempic.
Otra ventaja significativa es la capacidad de las zanahorias para promover la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino, una consecuencia directa de su alto contenido de fibra. Estos ácidos grasos no solo ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre, sino que también fortalecen el sistema inmunológico y favorecen un microbioma intestinal saludable.
Diseño del estudio: zanahorias en la dieta de ratones
El experimento incluyó a 54 ratones con diabetes tipo 2, divididos en tres grupos: un grupo alimentado con una dieta alta en grasas, otro con la misma dieta pero complementada con zanahorias en polvo, y un tercero que seguía una dieta baja en grasas. Después de 16 semanas, los científicos observaron que los ratones que consumieron zanahorias mostraron una mejor regulación del azúcar en sangre durante las pruebas de tolerancia a la glucosa.
Según el análisis, estos ratones también presentaron una composición intestinal más diversa y un incremento en bacterias beneficiosas productoras de ácidos grasos de cadena corta, como Ruminococcus y Eubacterium. “Todo lo que comemos afecta la composición del microbioma intestinal. Consumir zanahorias desplaza las bacterias hacia un balance más saludable”, señaló el investigador asociado Morten Kobæk Larsen.
Aunque los cambios en los niveles de glucosa fueron significativos, no se observaron alteraciones relevantes en la expresión genética relacionada con el metabolismo de la glucosa en tejidos musculares o adiposos. Esto sugiere que los efectos positivos de las zanahorias podrían estar más vinculados a su impacto en el microbioma que a la modificación directa de genes relacionados con la diabetes.
Perspectivas: ¿un complemento natural para la diabetes?
Los resultados del estudio posicionan a las zanahorias como un posible complemento para los tratamientos actuales de la diabetes tipo 2, como la insulina o la metformina. “Esperamos que el público comience a incluir más vegetales en su dieta, incluidas las zanahorias, porque los vegetales, en general, previenen el desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2”, comentó Christensen.
Además, ciertos tipos de zanahorias, como las moradas o las apenas cocidas, podrían ofrecer beneficios adicionales debido a su mayor concentración de compuestos bioactivos. Sin embargo, los investigadores advierten que todavía es necesario realizar ensayos clínicos en humanos para confirmar estos hallazgos.
El estudio subraya el papel fundamental de los vegetales en la prevención y tratamiento de enfermedades metabólicas, especialmente en un mundo donde las tasas de diabetes continúan en aumento. Según el CDC, uno de cada tres adultos en Estados Unidos tiene prediabetes, una condición que puede ser revertida con cambios en el estilo de vida.
Con financiamiento adicional, los científicos esperan explorar más a fondo los mecanismos detrás de los beneficios de las zanahorias y determinar si otros vegetales de la misma familia pueden tener efectos similares. Como concluyó el equipo de investigación, “este es solo el primer paso para entender cómo los alimentos cotidianos pueden marcar una diferencia en nuestra salud”.