El constitucionalista y hasta hace poco representante del Ecuador ante elConsejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Hernán Pérez Loose, analizó para Vistazo la crisis diplomática con México. Para él, “el comienzo del problema es la decisión de López Obrador de darle refugio e impunidad al correísmo. Ahí comienzan a derivarse una serie de situaciones”.
Sobre México, cree importante recordar que “es un país que está gobernado o donde pesan mucho políticamente los carteles de la droga. Ya eso lo han reconocido los propios mexicanos, no es nada nuevo. Los carteles son el cuarto mayor empleador en la economía mexicana. Es decir, es una realidad que está ahí latente. Además, las relaciones entre el correísmo y los carteles de la droga ya se lo ha evidenciado y hay bastantes pruebas sobre este tema”.
Pérez reflexiona recordando que en América Latina, “la narrativa que hemos escuchado siempre de que es una sola voz, no existe. A partir de Chávez se trazó una línea muy clara en las relaciones internacionales y América Latina dejó de hablar con una sola voz”.
Respecto a la reacción de la comunidad internacional, nuestro entrevistado es enfático: “Si se va a condenar a Ecuador, se tiene que condenar a México. No podemos admitir que el Ecuador sea el único país que habría violado la norma internacional. México la violó. Violó el tratado de asilo diplomático al dar asilo a un delincuente”. Y agregó: “aquí se tergiversó el concepto del perseguido político y se lo hizo pasar, o se lo quiso hacer pasar al señor Glas, involucrado en el escándalo de Odebrecht, como un perseguido político”.
Pérez Loose pone como ejemplo diplomático lo que hizo Uruguay en Lima a fines de 2018: “El expresidente Alan García intentó lo mismo, pedir asilo en la embajada de Uruguay en Lima y el gobierno uruguayo lo invitó a salir porque no era un perseguido político. Él tenía que responder por sobornos en la trama de Odebrecht y terminó suicidándose”.
Sobre la decisión política de incursionar en la Embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, Hernán Pérez considera que “no hubiera sido fácil bajar la cabeza y dejar que salga del país… Porque al día siguiente la embajada de México iba a recibir muchos huéspedes, muchos huéspedes iban a aterrizar ahí y esto se iba a convertir en una especie de puerta de salida”.