
Qué hacer cuando tu perro odia que lo toquen o lo cepillen? En esta entrevista, el estilista canino Rubén Álvarez nos habla sobre la diferencia entre el grooming forzado y el grooming consciente: una nueva mirada más respetuosa hacia el cuidado estético de nuestros perros. ¿Cómo detectar el estrés en plena sesión? ¿Es posible convertir el baño en una experiencia positiva? ¿Y qué pasa si el perro simplemente no coopera? Un episodio imperdible para quienes aman a sus mascotas y quieren lo mejor para ellas, sin forzar ni traumatizar.
En una reciente conversación con el especialista en peluquería canina, Rubén Álvarez se abordaron los desafíos y dilemas que enfrentan los dueños y profesionales al momento de bañar y acicalar a perros que rechazan el contacto físico o muestran reacciones adversas durante el proceso. El debate giró en torno a los límites del grooming forzado frente a las prácticas más conscientes y respetuosas con el bienestar animal.
Durante el encuentro, el experto coincidió en que el grooming —entendido como la peluquería y el baño de los perros— es una práctica creada por los humanos y no responde a una necesidad natural de los animales. “No está en el ADN del perro soportar ruidos, ser tocado o manipulado de la manera en que lo requiere la peluquería”. Por este motivo, el proceso puede convertirse en una fuente de estréspara muchos canes, especialmente para aquellos que no han sido habituados desde cachorros.
Uno de los puntos más controvertidos fue el uso de sedantes para facilitar el baño en perros que se resisten al procedimiento. Los especialistas desaconsejaron de manera enfática esta práctica, señalando que los sedantes inhiben el sistema nervioso central, lo que impide que el animal se mueva, pero no elimina la percepción del entorno ni el malestar. “El perro sigue sintiendo todo: los ruidos, el contacto, el movimiento. El estrés interno puede incluso agravarse y afectar órganos vitales, como el corazón o el sistema respiratorio”, advirtieron. Por ello, recalcó que la sedación no debe emplearse ni en peluquería ni en situaciones de estrés como los fuegos artificiales.
Respecto a las medidas de seguridad, Álvarez señala que el uso de collares especiales en la mesa de peluquería es necesario para evitar caídas y lesiones, sobre todo en perros de menor tamaño o estructura ósea frágil. El uso de bozales se reserva para casos de perros altamente reactivos, es decir, aquellos que pueden morder o atacar debido al estrés. En estos casos, se recomienda el uso de bozales tipo canasta, que permiten al animal jadear y abrir la boca.

Los incidentes durante el grooming(peluquería canina) no son infrecuentes. Uno de los estilistas relató una experiencia en la que fue mordido en el rostro por un perro que atendía por primera vez, lo que atribuyó a una falta de comunicación previa con el dueño y a la ausencia de medidas preventivas. Tras el incidente, los propietarios optaron por realizar el grooming en casa.
Sobre el baño doméstico, los expertos advirtieron que, si bien puede ser una alternativa, no recomiendan que los dueños sin experiencia realicen cortes o baños complejos, ya que esto puede derivar en lesiones, traumas o resultados estéticos insatisfactorios para el animal. En cuanto al llamado “grooming exprés”, que busca reducir el tiempo de la sesión para minimizar el estrés, los especialistas señalaron que la rapidez no garantiza el bienestar del perro si no se acompaña de un trato respetuoso y cuidadoso.
El manejo del secador de pelo es otro aspecto relevante. Dejar al perro con el pelaje húmedo no es recomendable, ya que la humedad favorece la proliferación de hongos y bacterias. Para perros que no toleran el ruido de los secadores, se sugiere utilizar herramientas con menor caudal de aire y ajustar la intensidad al mínimo, priorizando siempre la adaptación progresiva del animal.
En cuanto a la edad adecuada para iniciar el grooming, los especialistas indicaron que no existe una regla fija. Algunos perros pueden adaptarse bien incluso si comienzan a acudir a la peluquería a los siete u ocho años, mientras que otros pueden mostrar resistencia independientemente de la edad. La clave está en la socialización previa y en el acercamiento gradual a nuevas experiencias.
Sobre la frecuencia del baño y corte, la recomendación varía según el tipo de pelaje. Los perros de pelo corto requieren menos mantenimiento, mientras que los de manto rizado, como caniches o maltés, necesitan baños y cortes cada 15 días o tres semanas. Se destacó que la capa lipídica del pelo se regenera cada 48 horas, lo que permite baños frecuentes en contextos específicos, como competencias, siempre que se utilicen productos no invasivos.
Para los cachorros, es fundamental que hayan completado el destete y cuenten con el esquema básico de vacunación antes de acudir a una peluquería. En caso contrario, se recomienda realizar el baño en casa y, si se acude a un salón, extremar las precauciones para evitar el contacto con otros animales y reducir riesgos sanitarios.
Finalmente, Álvarez abordó la diferencia de precios entre Norteamérica y Sudamérica. Mientras que en países sudamericanos un servicio puede costar entre 20 y 30 dólares, en Norteamérica los precios oscilan entre 50 y 200 dólares, dependiendo de la raza y el estado del pelaje. Los especialistas atribuyeron esta diferencia a factores económicos y a la frecuencia con la que los dueños llevan a sus mascotas a la peluquería.