El político políticamente incorrecto.
En 1969, una insurrección obrera en Córdoba, una ciudad en el centro de Argentina, fue el inicio del final de la dictadura militar liderada por Juan Carlos Onganía, quien había tomado el cargo tres años atrás. ‘El cordobazo’, como se recuerda este hecho, fue una de las más de 20 revueltas sociales que buscaban terminar con una dictadura permanente que abolió los partidos políticos y provocó la aparición de guerrillas.
En esa Argentina convulsionada nació Javier Milei, ‘El peluca’, como le dicen sus seguidores. “No es una peluca, simplemente no me peino. Salgo de la ducha, me seco con una toalla y me voy así; me peina el viento”, ha dicho en reiteradas ocasiones. Tiene 52 años, pero justo el día en que Argentina decidirá si él será su Presidente por los próximos cuatro años, cumplirá 53. Un detalle que para los argentinos es un ingrediente más para exaltar la figura de sus ídolos. Porque hoy Milei es eso.
Lea también: ¿Quién es Javier Milei? El candidato sorpresa que disputará la presidencia en Argentina
«PARA MÍ ESTÁN MUERTOS»
Con Milei no hay medias tintas. Es más ácido que dulce: puede soltar un “eres una burra” hacia una periodista que debatía sus ideas o tratar de nefasto al papa Francisco porque “promueve el comunismo”. Pero también aterriza, como cuando le agradeció al periodista Alejandro Fantino por haber sido el“padre de la criatura”. Y es que la fama de Milei inició en 2016, cuando Fantino lo invitó a su programa ‘Animales Sueltos’ como analista económico. “Me lo presentaron y me dijeron: ‘invítalo, no sabes lo que es’. Un día lo llevamos y con él triplicamos el rating del show”, recordó.
Milei no tiene filtro y eso molesta pero también atrae. Su “boca de cloaca”, como alguna vez se refirió a su forma de expresarse, lo ha llevado hasta donde hoy está. Ha hablado de “poner una bomba en el Banco Central porque no sirve para nada”, de estar contra el aborto, de que cualquier persona haga lo que se le plazca pero que no piense que el Estado va a estar allí. “Si quieres drogarte hazlo, pero no me pidas pagar la cuenta”, ha dicho sin tapujos.
Su ira va en consonancia con al menos el 30 por ciento de los votantes argentinos, que ven cómo la inflación interanual superó el 110 por ciento mientras la tasa de pobreza pasó el 43 por ciento. Fue el candidato más votado en las PASO, las elecciones primarias de ese país, y se ve como virtual ganador en las elecciones del 22 de octubre siempre que no le roben votos, tal como dice que sucedió en esta primera vuelta.
Lea también: Javier Milei: ¿Dolarizar y legalizar la venta de órganos? Las polémicas propuestas del favorito a la Presidencia de Argentina
NIÑEZ COMPLICADA
Pero esa misma ira se cocinó hace mucho, cuando era un niño abusado físicamente por su padre. “Mi viejo me cagaba a trompadas. No me olvido más de una golpiza que me dio el 2 de abril de 1982, cuando tenía 11 años. Estábamos viendo en la tele todo lo de Malvinas y se me ocurrió decir que eso era un delirio, que nos iban a masacrar. A mi papá le agarró un ataque de furia y empezó a pegarme puñetes y patadas; me fue pateando a lo largo de toda la cocina. Ya de grande dejó de pegarme para infligir violencia psicológica”, declaró en una entrevista a diario Perfil.
Su madre, dice Milei, era cómplice por su silencio. Por eso para él sus padres están muertos, como lo ha dicho en reiteradas ocasiones. Aunque ahora último aseguró que no está peleado con ellos, pero afirma que “no son fundamentales para mí; mi hermana sí”.
Karina es su hermana menor y a quien llama “El jefe”. A ella le atribuye todo su éxito. “Sin ella nada de esto sería posible”. Karina es su jefa de campaña y quien mejor lo conoce; asegura que es la única mujer que entra en su casa. Esa referencia ha generado que se rumoree sobre una relación más que de hermanos entre ambos. “Milei duerme en su cama con sus ocho perros y su hermana”, dijo Victoria Donda, una funcionaria del gobierno de Alberto Fernández. Milei le respondió: “Eso es mentira, solo tengo cinco perros”, dejando en el aire la situación con su hermana.
Sus mascotas son su única debilidad. “Está a la misma altura que yo y es más importante que cualquier otro”, decía en 2017 sobre Conan, su mastín napolitano que pesaba 90 kilos y que murió poco después. “Es el único, junto a mi hermana, que nunca me traicionó, que no me dejó solo cuando estuve en el peor momento de mi vida”. Tal es su conexión con su mascota que la clonó; de ese proceso salieron cuatro cachorros, quienes “son mis nietos”. Cada uno tiene nombre de economista: Murray, por Rothbard; Milton, por Friedman; y Robert y Lucas, por Robert Lucas.
Estas excentricidades son parte del libro “El loco”, escrito por Juan Luis González, quien incluso señala que Milei asiste donde una telépata para hablar con su perro fallecido hace seis años. “Lo que yo haga puertas adentro de mi casa es problema mío”, dijo.
Situaciones que parecen menores para más de 300 mil argentinos que en las elecciones legislativas de 2021 lo convirtieron en uno de los diputados por Capital Federal junto a Victoria Villarruel. Ni tampoco ahora para 7,1 millones de votantes que le dieron su apoyo en las elecciones presidenciales, junto a su binomio, la propia Villarruel.
La llegada de Milei marcaría la pausa de más de 20 años con presidentes vinculados al peronismo, kirchnerismo o al macrismo desde la renuncia de Fernando de la Rúa a finales de 2001. Pero sobre todo el intento desesperado de un pueblo que se acostumbró a ser la “Europa de Latinoamérica” y que hoy está contra el piso y con niveles de delincuencia y pobreza nunca antes vistos.