En Quito, la premisa de que el peatón es el principal actor de la movilidad, que insistentemente repiten las autoridades municipales, está muy lejos de la realidad. Más bien, los peatones deben adaptarse a las vías, veredas y a un sistema de movilidad que no los prioriza.
En muchos casos, caminar por las calles y veredas de Quito representa, directamente, un peligro.
No es casual que el Sistema de Seguridad ECU-911 haya reportado más de 504 emergencias por atropellos a peatones durante el primer semestre de 2023. Eso significa 84 accidentes mensuales o tres cada día.
Un peligro para los peatones
PRIMICIAS realizó recorridos por dos sectores de Quito, donde se identificó una alta incidencia de percances con peatones: los alrededores del Parque de El Ejido, en el centro-norte de Quito, y La Mena 2, en el sur.
En ambos sectores los problemas son similares: veredas destruidas, vallas que obstaculizan el paso, autos estacionados sobre las aceras y maleza que crece sin control. Además, de vehículos bloqueando rampas para personas con discapacidad y pasos cebra.
A estas conductas ciudadanas se suman los tramos en los que no hay veredas y los peatones deben caminar por las vías sorteando autos, motos y buses.
En las calles Manuel Larrea y Bogotá,cerca de El Ejido, la vereda desaparece repentinamente y los ciudadanos deben esquivar automotores que circulan velozmente, incluidos los articulados del Corredor Central Norte.
Para las personas con discapacidad, el obstáculo es mayor, pues las rampas no tienen dos metros de ancho, ni un máximo de 12 grados de inclinación como establecen las normas INEN.
Sin datos sobre el estado de las veredas
El Municipio de Quito no ha dado a conocer cifras acerca del número de kilómetros de veredas que hay en la ciudad y tampoco ha informado cuál es su estado.
Lo que sí establece el Código Municipal es que los propietarios de los inmueblesson los encargados del mantenimiento y cuidado de las veredas. La normativa establece una multa del 20% del salario básico unificado (USD 90) para quienes incumplan esa obligación y del 30% (USD120) para las personas que las destruyan.
Karina Gallegos, presidenta de la Asociación de Peatones de Quito, dice que la situación que viven los peatones en Quito es preocupante.
“Los peatones, de por sí, son vulnerables. Esta situación se agrava cuando deben bajarse de las veredas porque están en mal estado o cuando una persona con discapacidad visual debe movilizarse sobre veredas con huecos o con escombros”.
Y lamenta que no exista una cultura de movilidad en la ciudadanía que “nos haga poner en los pies del otro porque en algún momento todos somos peatones”.
Se refiere, por ejemplo, a que los conductores habitualmente olvidanque el peatón es el actor más importante de la movilidad y no frenan delante de los pasos cebra, ni ceden el paso.
Sin solución a la vista
El Municipio de Quito no ha hecho público tampoco un plan para incentivar el cuidado y mantenimiento de las veredas. Lo que está en sus manos es la ejecución de operativos para verificar que los dueños de los inmuebles cumplan con el Código Municipal.
PRIMICIAS solicitó información a la Agencia Metropolitana de Control sobre el número de operativos y sanciones que ha emitido en lo que va del año, pero hasta las 15:30 de 4 de septiembre no obtuvo respuesta.
Karina Gallegos, de la Asociación de Peatones de Quito, cree que una opción para mejorar el estado de las veredas y la movilidad de los peatones es que el Municipio reforme el Código Municipal y que asuma esa competencia.
“Las autoridades podrían cobrar una pequeña tasa o utilizar una parte del presupuesto municipal. Las veredas también requieren mantenimiento, no solo las vías”, dice.