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El ‘slow sex’ gana espacio entre quienes buscan conexión y calma

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En un mundo que todo lo quiere rápido, también el sexo ha perdido pausa

Pero una nueva práctica propone bajar el ritmo para reconectar con uno mismo y con la pareja.

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Una tendencia que desacelera

El ‘slow sex’ o sexo lento se ha convertido en una tendencia que desafía la rapidez de la vida moderna. 

No se trata solo de “ir despacio”, sino de vivir el encuentro sexual desde la conciencia y la conexión.

Según los especialistas, esta práctica invita a dejar atrás la prisa y a enfocarse en las sensaciones

El objetivo no es llegar al orgasmo, sino disfrutar del proceso y del vínculo que se crea con la otra persona.

Más placer y menos presión

El ginecólogo y sexólogo Iván Ortega explica que el ‘slow sex’ es “una filosofía sexual”. Implica vivir el acto como una experiencia compartida y consciente, donde el placer se construye entre ambos.

A diferencia del sexo convencional, muchas veces impulsivo, este enfoque promueve el disfrute sin exigencias. 

Ortega asegura que reduce la ansiedad, mejora la comunicación y fortalece la salud sexual.

Beneficios para el cuerpo y la mente

Practicar ‘slow sex’ puede tener efectos positivos en el bienestar físico y emocional. 

Mejora la calidad del orgasmo, aumenta las endorfinas, fortalece el sistema inmune y disminuye el estrés.

El especialista también señala que esta conexión profunda entre parejas ayuda a reducir la monotonía. Además, permite una sexualidad más consciente y compartida, con menos fingimiento y más confianza.

La visión desde la psicología

El psicólogo Mauricio Batallas explica que el ‘slow sex’ busca “sentir más y hacer menos”. 

Es una respuesta a una sociedad dominada por la inmediatez y la sobreexposición a estímulos sexuales.

Esta práctica promueve una sexualidad auténtica, donde el tiempo compartido importa más que el rendimiento. “Es presencia vivida, no una técnica”, dice el especialista.

Conexión emocional y libertad

Batallas destaca que el ‘slow sex’ puede fortalecer la intimidad emocional y la empatía. 

Las parejas que lo practican suelen reconectarse con la ternura y la complicidad que habían perdido.

Sin embargo, advierte que no debe convertirse en una obligación. “Debe ser una elección libre y consciente, no un dogma”, subraya.

El ‘slow sex’ gana espacio entre quienes buscan conexión y calma

El ‘slow sex’ propone sentir más, sin prisa ni presión.

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