El hundimiento e inclinación del edificio Fantasía, en el centro de Guayaquil, se agrava cada día. El 19 de junio, el municipio estimó una inclinación de 40 centímetros y hasta este lunes 1 de julio el vencimiento supera el medio metro, según el Consejo Barrial del sector.
La Municipalidad de Guayaquil desalojó el fin de semana a familias y negocios bajo la figura de emergencia en una cuadra de la avenida 9 de Octubre, entre Esmeraldas y José Mascote. Ese tramo se cerró por completo al tránsito por el riesgo de colapso del edificio de 14 pisos.
Cuatro restaurantes, una agencia de pagos, una comercializadora de motocicletas y habitantes de seis departamentos de una casa esquinera de 9 de Octubre y Esmeraldas se vieron obligados a desocupar los inmuebles.
Además, 18 líneas de buses que transitaban por la calle Esmeraldas sufrieron desvíos. Y un tramo más de la 9 de Octubre también se cerró al tránsito, entre Esmeraldas y Los Ríos, pero solo en un sentido de circulación, para los vehículos que circulan de oeste a este.
Todas las medidas se tomaron a fin de iniciar un proceso de apuntalamiento preventivo de la edificación, que tomará dos meses, mientras que la demolición se prevé que tome dos meses más.
Pero los vecinos temen que, debido al protocolo de procedimiento y a los trámites de ley, las molestias se pueden extender incluso por más de seis meses.
Gustavo Rivadeneira, presidente del comité de moradores del barrio patrimonial El Salado, teme que la intervención se pueda dilatar debido a que la ordenanza impide demoler de inmediato, pues se requiere declarar enajenación forzosa y realizar una subasta.
“Lo que le estamos pidiendo al Alcalde es que se basen en la emergencia para salvar el protocolo al que está obligado el municipio, que es bastante largo y burocrático”, aseguró.
Apuntalamiento, antes de demolición
Alex Anchundia, gerente general de la empresa Pública Municipal para la Gestión de Riesgos y Control de Seguridad Segura EP, explicó que durante los siguientes dos meses se realizará un apuntalamiento de la edificación, mientras continúa el trámite de demolición.
“Se va a construir una estructura en la parte frontal del edificio y otra en la parte posterior para que sostenga la edificación como un anclaje y de esta manera se evite el mayor agravamiento de la inclinación”, dijo el funcionario.
Un arco frontal y un anclaje en la parte posterior permitirán que se pueda comenzar a demoler los pisos superiores y con ello reducir el peso de la estructura.
El apuntalamiento requiere de una máquina de pilotaje para cimentar los soportes, por lo que los habitantes del sector temen que la vibración pueda agravar la situación.
Hasta la mañana del 1 de julio de 2024 aún no arrancaba el apuntalamiento. Pero Interagua y de la Corporación de Electricidad CNEL desarrollaron el fin de semana trabajos de contingencia para afectar en lo menor medida posible los servicios básicos.
En la zona, los cables están soterrados en la misma área donde se van a colocar los pilotes, por lo que se producirán interrupciones en el servicio eléctrico, agua potable y de datos. Sin embargo, estos cortes serán de carácter temporal.
Como los propietarios del inmueble no han acogido las recomendaciones, ni han iniciado acciones, el municipio comenzó a tomar medidas preventivas, explicó Anchundia.
Por su parte, los 19 propietarios aducen que carecen de los recursos para una demolición, que según estiman puede bordear los USD 200.000.
Iris Pintado, una de las dueñas, dijo que la mayor parte de los propietarios son adultos mayores. Todavía esperan vender el predio por un valor simbólico (parte del precio del terreno) si consiguen quien invierta en la demolición, para recuperar algo de su patrimonio.
Vibración de buses agravó problema
Los cierres de la 9 de Octubre ocasionaronretenciones vehiculares y congestión a lo largo de cinco cuadras de la avenida, entre los vehículos que circulaban en sentido oeste-este (desde puente 5 de Junio, sobre el Estero, al centro).
Una situación similar se registra en la calle Los Ríos (sentido norte-sur). Y los locales ubicados en la 9 de Octubre, entre Esmeraldas y Los Ríos, con un carril de circulación cerrado (oeste-este) reportaron disminución de afluencia de público.
Valeria Guerrero, que atiende un local de empanadas, se mostró preocupada, pues las ventas disminuyeron este lunes en un 40%. Y le preocupa que incluso lleguen a cerrar al local si el problema con el edificio se extiende por seis meses, como le han comentado.
Mientras, Kenny Vela, dependiente de una farmacia, dijo que el problema es que el cierre de la avenida limita el flujo de transeúntes de este a oeste, lo que disminuye la afluencia.
El presidente del comité barrial destacó que la sobresaturación de buses en la calle Esmeraldas ha generado vibraciones constantes que han afectado no solo al edificio Fantasía, sino también a otras infraestructuras.
«Durante años hemos vivido en un temblor constante en la calle Esmeraldas» explicó. «Desde dos administraciones municipales anteriores se sobresaturó la calle con líneas de buses de transporte público, lo que ha causado agrietamientos en casas de la zona».
Rivadeneira dijo que hace siete años se saturó la calle con decenas de líneas de buses pesados, que hacen vibrar las edificaciones y hunden el asfalto. “Nos dijeron que era una medida por dos años y ya van tres administraciones”, dijo.
Esa vibración agravó el problema del edificio Fantasía, con 50 años de antigüedad, que se “fracturó” tras el terremoto de 2016 -según el dirigente barrial- y fue desalojado hasta 2023.