
Brian Wilson, el legendario cofundador de The Beach Boys, ya no está entre nosotros. A sus 82 años, el hombre que reinventó el pop desde las playas de California se despidió del mundo, dejando tras de sí no solo una lista de rolas inolvidables, sino también una vida tan intensa como desgarradora.
El anuncio lo hizo su familia en la web oficial del músico con un mensaje breve pero doloroso: “No tenemos palabras en este momento. Somos conscientes de que estamos compartiendo nuestro dolor con el mundo”. La causa del fallecimiento no fue revelada, pero se sabe que Wilson padecía demencia y quedó bajo tutela legal después del fallecimiento de su esposa, Melinda, a inicios de 2024.
El soundtrack de una generación
Desde los años 60, Brian fue el motor creativo de The Beach Boys, una banda que hizo del surf, los coches y los romances adolescentes algo épico. Canciones como «Surfin’ U.S.A.», «California Girls», «Good Vibrations» y «God Only Knows» se convirtieron en la banda sonora de una juventud dorada que soñaba con olas y libertad.
Detrás de ese sonido tan soleado había un perfeccionista con oído sobrenatural. Wilson no solo componía, también orquestaba las armonías vocales que definieron a la banda. En serio, sin él, esos coros angelicales no habrían existido.
Genio atormentado
Pero su historia no fue solo luces. Brian vivió décadas de lucha interna, desde una infancia con un padre abusivo hasta su relación con las drogas, la salud mental y los demonios que lo persiguieron durante gran parte de su vida.
En 1966, mientras la banda giraba, él ya sufría crisis nerviosas. Se encerró en el estudio para crear «Pet Sounds», una obra que no fue entendida en su tiempo, pero que hoy es considerada uno de los mejores discos de todos los tiempos. Incluso Paul McCartney dijo que sin ese álbum, los Beatles no habrían hecho Sgt. Pepper’s. Así de grande era Brian.
Entre voces, areneros y hamburguesas
El deterioro de su salud mental lo llevó a vivir momentos bizarros: pasó días sin levantarse de la cama, llegó a instalar un arenero en su comedor, tocaba el piano en bata y a veces salía en pantuflas por la calle. En un momento, creyó que una de sus letras causaba incendios en Los Ángeles.
En los 80, su esposa Marilyn contrató al terapeuta Eugene Landy, quien usó métodos poco éticos (como regalarle una hamburguesa si componía una canción) y terminó controlando su vida casi por completo. Hasta que su familia tuvo que acudir a los tribunales para salvarlo.
Un regreso lleno de altibajos
Aunque regresó a los escenarios y al estudio varias veces, el brillo nunca fue igual. Su álbum “Brian Wilson Presents Smile” en 2004 fue lo más aplaudido de su segunda etapa, una especie de redención artística.
En 2012, participó en la gira de reunión de The Beach Boys, pero luego se distanció del grupo. Su última presentación fue en 2022, y desde entonces su salud fue en picada.
Un legado que no se apaga
The Beach Boys vendieron más de 100 millones de discos, y Brian, con su sensibilidad única, dejó una huella imborrable en la historia de la música. Con su primera esposa, tuvo a Carnie y Wendy, parte del grupo Wilson Phillips. Con Melinda, su segunda pareja, adoptaron a cinco hijos y compartieron una historia de amor que lo sostuvo en sus últimos años.
Hoy, el mundo despide al hombre que nos enseñó que las buenas vibras también pueden surgir del dolor más profundo. Que el surf no siempre es felicidad y que el pop también puede ser poesía.