El presidente de la República, Daniel Noboa, y el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, tardaron un año en demostrar públicamente su animadversión. Entre las Fiestas de Quito de 2023, cuando zapatearon juntos en la serenata quiteña, y las de este 2024, en que se darán las espaldas y cada uno gritará «¡Viva Quito!» por separado, se cultivó una aversión trufada por la política partidista.
En 1996, Jamil Mahuad explicaba en una entrevista que el Alcalde de Quito era el único del país que tenía la ventaja de caminar una cuadra y hablar con el Presidente de la República. Por eso, la serenata que el Alcalde en funciones compartía con el Primer Mandatario tenía mucha carga simbólica. Son dos personajes poderosos, vecinos de una Plaza Grande que representa el poder político del país.
Mahuad lo comentaba a propósito de su fuerte confrontación con el presidente de ese entonces, Abdalá Bucaram, quien de todos modos pasaba más tiempo en otro lado que en Carondelet. Era tan fácil comunicarse, pero el contacto era nulo. Para Bucaram, el alcalde que estaba en el balcón del frente era un enemigo.
Este año comenzó con Pabel Muñoz y Daniel Noboa mantyeniendo una cordial relación, luego de que el 5 de diciembre ambos compartieron de la serenata quiteña. Claro, Noboa empezaba su mandato y en la Asamblea Nacional se reflejaba una coincidencia de acciones. Incluso, se hablaba de que el Gobierno Nacional apoye al Municipio con la ampliación del Metro.El pedido de renuncia
Todo cambió cuando Noboa y correísmo se distanciaron cuando Luisa Gonzálezdeclaró, el 6 abril de 2024, que el movimiento Revolución Ciudadana estaba en la oposición frontal. Ese día, González pidió la renuncia al Presidente de la República por la detención del correísta Jorge Glass en la Embajada de México.
“El Ecuador no es su hacienda bananera», expresó González, rodeada de importantes figuras del correísmo, como la asambleista Viviana Veloz y Pabel Muñoz. El alcalde no tomó la palabra y se mantuvo con perfil bajo, pero de todos modos el Gobierno Nacional tomó nota de que el burgomaestre estaba alineado con la estrategia del correísmo, como buen militante.
La molestia de Noboa hacia Muñoz fue palpable el 5 de septiembre, cuando presidió una sesión de emergencia en el ECU 911 por los incendios forestales de Quito. El relato oficial del Gobierno y la Alcaldía se unificó de cara a la opinión pública («Quito está bajo ataque»), pero Noboa estaba incómodo y terminó delegando a la ministra de Ambiente, Inés Manzano, la coordinación de acciones para afrontar el fuego.
Un detalle que no pasó inadvertido para el oficialismo: el alcalde Muñoz era reiterativo en agradecer a la Prefectura de Pichincha(liderada por la correísta Paola Pabón), a otros gobiernos locales y al Gobierno Nacional, en ese orden, en cada declaración durante esta emergencia.
Luego vino el incidente de los racionamientos de agua. El 15 de octubre, el alcalde Pabel Muñoz expresó que, debido a la sequía que afecta a los embalses, la Empresa de Agua Potable (Epmaps) implementará cortes de agua preventivos de hasta 12 horas diarias. Esto, en el contexto de la crisis por los apagones.
El Gobierno Nacional respondió con un contundente anuncio al día siguiente: La Agencia de Regulación del Agua fiscalizará el manejo de los embalses que surten de agua a Quito. Era una manera de decir que sospechaba que los racionamientos de agua eran una estrategia política de la Alcaldía.
Y esta vez, Muñoz expresó su enfado en público: «¡Verifiquen otra cosa! Yo no le voy a permitir al Gobierno Nacional que quiera hacer una suerte de monitoreo de cómo estamos tomando medidas preventivas».
El reciente acto de esta enemistad ocurrió este 23 de noviembre, cuando se anunció que el Municipio no organizará la tradicional serenata quiteña en la que suele estar invitado el Presidente de la República. La razón está en que se dará prioridad a las ferias populares, aunque es evidente que Muñoz deseaba evitar el trance de invitar a Noboa y repetir el zapateo del año anterior.
La Presidencia de la República anunció, como respuesta, que sí habrá la serenata y que, incluso, no habrá cortes de luz en Quito el 6 de Diciembre, aniversario de la fundación de la capital. No se emitieron más detalles de cómo será esta serenata, pero su mensaje intrínseco es claro: Noboa zapateará solo porque la relación con su vecino está tan rota que no hay espacio ni para compartir un canelazo.
Como pasó en 1996 y en otras ocasiones, el señor del balcón de enfrente se ha convertido en un enemigo.