
En reacción al bombardeo, la televisión estatal iraní informó que el reactor de Arak ya había sido evacuado antes del ataque y aseguró que “no existe ningún peligro de radiación”. Un corresponsal iraní desde la vecina ciudad de Khondab reportó que no se registraron daños en zonas civiles próximas a la instalación.
La ofensiva israelí fue precedida por una advertencia explícita dirigida a la población de Arak. El portavoz militar Avichay Adraee publicó en X un mensaje en árabe instando a los residentes a evacuar la zona de inmediato: “Evacúen la zona señalada. Su presencia pone en riesgo sus vidas”. La publicación incluyó una imagen satelital con la ubicación exacta del reactor, como en anteriores anuncios previos a ataques.
El reactor de Arak ha sido un punto crítico en las negociaciones nucleares desde hace más de una década. Según el acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA, por sus siglas en inglés), Irán se comprometió a rediseñar la instalación para limitar su capacidad de producir plutonio. En 2019, activó el circuito secundario del reactor sin violar directamente el acuerdo. Tras la salida de Estados Unidos del pacto en 2018, el Reino Unido asumió la responsabilidad de apoyar la conversión del reactor.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) visitó Arak por última vez el 14 de mayo, pero ha señalado que perdió la “continuidad del conocimiento” sobre la producción de agua pesada debido a restricciones impuestas por Teherán. Esto impide verificar con certeza las actividades actuales en la instalación.
La campaña militar de Israel contra Irán ha incluido ataques a Natanz, Isfahán y varios talleres de centrifugado alrededor de Teherán. También han sido abatidos altos mandos militares y científicos vinculados al desarrollo nuclear. Irán ha respondido con más de 400 misiles y cientos de drones contra Israel, provocando al menos 24 muertos y varios cientos de heridos. Algunos de estos ataques han alcanzado edificios residenciales y un hospital en el sur del país.
Israel ha comenzado a levantar ciertas restricciones internas, lo que podría indicar una percepción de disminución de la amenaza directa. Sin embargo, las operaciones militares continúan activas y no hay señales inmediatas de desescalada.
El OIEA y Naciones Unidas han reiterado llamados a evitar ataques contra instalaciones nucleares, advirtiendo sobre los riesgos de seguridad regional e internacional.
(Con información de EFE y The Associated Press)