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Camilo Ponce Enríquez: territorio de oro y sangre que se disputan Los Lobos

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La localidad de Camilo Ponce Enríquez, en Ecuador, se ha convertido en un escenario de violencia extrema por el control de las minas de oro. El grupo criminal Los Lobos, aliado con el Tren de Aragua, bandas colombianas y traficantes de armas peruanos, han tomado el control de las minas a través de extorsiones, secuestros y asesinatos. Estas asociaciones transnacionales permiten a Los Lobos controlar la extracción y exportación de oro, generando millones de dólares en ingresos y un gran laboratorio para la economía del crimen. Una investigación de la Red Investigativa Transfronteriza de OjoPúblico en colaboración con Vistazo y Código Vidrio.

Revise: Los Lobos diversifican sus actividades criminales en Ecuador: explotan oro ilegal y generan 3,6 millones de dólares por mes

«Aquí no vivimos. Aquí hay que ver cuánto duramos”. El hombre, de 45 años, a quien llamaremos Jorge, pide proteger su identidad porque no quiere ser víctima de los “desalmados”. Así llama a quienes han convertido la localidad minera Camilo Ponce Enríquez, de Ecuador, en unterritorio de oro y sangre; de cuerpos calcinados y decapitados; de mineros secuestrados; alcaldes asesinados y extorsiones. “Se volvió un infierno y yo no quiero morir quemado”, nos dice, mientras jura que no quiere volver más vivir a este lugar.

Durante los últimos meses, Camilo Ponce Enríquez, ubicado en la provincia de Azuay, se ha convertido en el epicentro de la violencia por las minas de oro que operan en la zona. El último 13 de agosto, un nuevo hecho violento conmovió a esta ciudad de menos de 30 mil habitantes. Cinco hombres fueron asesinados: dos de ellos, decapitados. Un tercero, calcinado. La policía detuvo a tres presuntos involucrados en una zona ubicada muy cerca de una operación minera. Uno de los detenidos tenía menos de 18 años.

Los fallecidos eran miembros de una de la disidencia de Los Lobos, que disputa el control de esta zona minera. Los grupos en pugna son Lobos Box, procedentes de la vecina provincia de El Oro, y la estructura nacional de Los Lobos que desde 2022 entró con violencia a controlar esta zona.

Ponce Enríquez tiene una ubicación estratégica: colinda con las provincias de Guayas, cuyo puerto del Océano Pacífico es usado para el envío de cocaína hacia Centroamérica, Estados Unidos y Europa; y El Oro, en cuya frontera con Perú existen corredores clandestinos para el tráfico de armas.

Este cantón también concentra un porcentaje importante de concesiones y minas de oro (en su mayoría subterráneas). De aquí se extrajo el 30% del oro obtenido entre 2005 y 2015, según datos de la autoridad local. A diferencia de otras zonas, gran parte de estas concesiones son legales.

Esto no pasó desapercibido para la organización criminal Los Lobos. Esta agrupación fue, hasta la pandemia, el brazo armado y de sicarios de otra banda, conocida como Los Choneros, que hasta ese momento era la más predominante en el país porque tenía el monopolio del envío de cargamentos de droga desde el Pacífico hacia Centroamérica y Estados Unidos.

A los Choneros no les interesaban las provincias andinas. En cambio, Los Lobos abrieron rutas de microtráfico en la sierra central del país, “y en esa misión armaron nuevas estructuras, a la sombra”, explica la investigadora especializada en crimen Alexandra Mantilla.

Según la experta, Los Lobos se concentraron e hicieron más fuertes desde la cárcel de Cotopaxi, en el centro andino, y desde ahí extendieron su influencia, negocios y alcance geográfico hacia todo Ecuador.

Por el norte, en la frontera con Colombia, llegaron a desplazar al frente Oliver Sinisterra, uno de los grupos disidentes de las FARC, que controlaba la minería ilegal en la localidad de Buenos Aires, en la provincia de Imbabura, explica un general de la policía en retiro que ha dirigido operaciones en la frontera y que también prefiere mantener su nombre en reserva.

Los Lobos cobraban cinco dólares por cada saco de aproximadamente 25 kilos de material con presencia de oro que era extraído. El valor de cada uno de estos bultos alcanzaba los 4 mil dólares. En esta localidad se estima que más de siete mil personas, además de ecuatorianos hay peruanos, colombianos y venezolanos, trabajando en la extracción ilegal de oro.

Luego de controlar esta actividad minera ilegal, Los Lobos se orientaron hacia otras áreas mineras, esta vez en Azuay. En esta provincia se encuentra la cárcel de Turi, que era controlada por Wilmer Chavarría Barre (conocido como Pipo), fundador de este grupo criminal y que actualmente está prófugo.

La expansión de Los Lobos se aceleró después de la pandemia, cuando el líder de Los Choneros, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, fue asesinado, y reemplazado por José Macías, conocido como Fito, y Junior Roldán. Wilmer Chavarría no estuvo de acuerdo con estos cambios y, al igual que otros grupos más pequeños, abandonó Los Choneros.

Los siguientes años Chavarría fortaleció su liderazgo y diversificó su portafolio criminal, especialmente con la toma de minas para explotación de oro, así como las extorsiones a empresas mineras formales, de acuerdo a reportes de Inteligencia militar a los que accedimos para esta investigación.

Otros dos oficiales de inteligencia consultados, confirman también que este avance se concretó el 2023, cuando las actividades criminales de Los Lobos trascendieron las fronteras y alcanzaron a Colombia y Perú. Este avance se dio a través de alianzas con grupos armados en Colombia (como los Comandos de la Frontera), con el Tren de Aragua (procedente de Venezuela) y con integrantes de bandas que operan en el lado peruano, quienes –según tres investigadores entrevistados para este reportaje– son el enlace para el ingreso ilegal de armamento y explosivos.

En este contexto, la localidad minera de Ponce Enríquez cobró aún más relevancia. Se convirtió en un laboratorio criminal y una fuente de millonarios ingresos permanentes, pues el oro permite lavar el dinero del crimen de una manera más eficaz. En este cantón la organización delictiva aprendió la dinámica de toda la cadena del oro, desde la extracción, hasta el procesamiento, comercialización y exportación.

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