Los 13,6 kilómetros que tiene la Ruta Viva,una de las principales vías que conecta a Quito con el valle de Tumbaco y con el aeropuerto Mariscal Sucre, lleva meses convirtiéndose en una vía de alto riesgo para quienes la utilizan.
Las denuncias por accidentes, robos e intentos de secuestro se reportan a diario. No solo eso, sino que las víctimas relatan cada vez incidentes más violentos.
El comandante del Distrito Tumbaco, Marco Enríquez, asegura que la Policía no registra denuncias sobre robos y secuestros en la Ruta Viva. Pero reconoce que se ha enterado de varios casos a través de redes sociales.
De todas maneras, adelanta que al un patrullero y una moto, en las que seis policías patrullan la vía, pronto se sumarán otros 10 policías y cinco motos. «Con eso esperamos dar más seguridad y tranquilidad a los usuarios», dice.
Ataques con ‘miguelitos’
Guillermo Herrera, quien vive en Cumbayá, estuvo a punto de ser una víctima de la nueva modalidad de robo a conductores que los delincuentes utilizan en esta vía.
La noche del 1 de julio de 2024 regresaba a su casa cuando escuchó un fuerte ruido en su auto.
Pasaron pocos segundos y sintió que su carro se inclinó hacia la derecha, pues dos llantas se desinflaron tras pisar unos ‘miguelitos’, una especie de clavos doblados que se usan para ponchar neumáticos.
Herrera aceleró a pesar de que su auto perdió agarre y potencia, pero logró llegar hasta el sector de Lumbisí, donde pidió auxilio a otros conductores que estaban en el sector.