Canethia Miller, una madre de tres niños que vive en Washington, al noroeste de Estados Unidos, acapara titulares después de que en cuestión de días gastó casi 11 mil dólares que le entregó el Gobierno por medio de un programa para asistir a familias de escasos recursos.
Un bono de 10,800 dólares, que le fue concedido como medida de alivio económico a una selección de ciudadanas que dieron a luz hace menos de un año, fue, en cambio, utilizado por Miller para costear un viaje de cinco días a la ciudad de Miami, en la que adquirió artículos de lujo por doquier.
Después de recibir el dinero en un solo depósito a inicios de febrero, tal como lo solicitó, la mujer compró los pasajes de avión para que sus hijos y pareja vayan con ella a la ciudad costera. Para prepararse, fue a un salón de belleza en el que se arregló las uñas y cabello por 200 dólares, puesto que no quería verse como una «madre trabajadora».
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Los miles de dólares que se supone debían ser destinados a la compra de artículos prioritarios del hogar, la educación de los menores de edad y el pago de deudas pendientes, fueron a parar en las cajas registradoras de ostentosos restaurantes, hoteles de renombre y jugueterías.
«Quería gastarlo. Quería divertirme», dijo la mujer de 27 años al periódico DC, después de que su caso se viralizó, justificándose al asegurar que se embarcó en el viaje de miles de dólares para que sus hijos experimenten un estilo de vida que se alejaba mucho de su realidad.