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De la nueva cárcel de Pastaza, solo «hay rumores de que será por Shell»

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El anuncio y los modelos sobre la construcción de dos nuevas cárceles «al estilo bukelista» en Pastaza y Santa Elena la hizo el presidente de la República, Daniel Noboa, el 11 de enero de 2024, lo que despertó la expectativa de sus habitantes. 

Cinthya Castillo, vicepresidenta de la parroquia Cumandá, dijo que no se sabe a ciencia cierta donde se construirá la cárcel en Pastaza, “pero hay rumores de que será por Shell”.

El 4 de enero de 2024, el Mandatario dijo que en una semana se firmaría el contrato para colocar la primera piedra de la cárcel de Pastaza y de una segunda más en Santa Elena.

«El contrato está listo y las cárceles estarán listas en 10 meses, esto es parte del plan Fénix», dijo Noboa en un enlace radial con varios medios en Guayaquil. Sin embargo, aún no hay rastros de esta promesa. 

Para Castillo, la construcción de una cárcel tiene sus pros y contras. Lo bueno es que habría mayor afluencia de personas, fuentes de empleo y mejorarían la vialidad que potenciaría el turismo, ya que están cerca del cantón Mera.

Pero lo negativo es que esto puede incrementar el nivel de inseguridad, por los antecedentes de los presos . “Las autoridades deben ver lo que es mejor para todos”, aseguró la dirigente.

En cambio Rolando Macías, presidente de la Junta Parroquial de Shell, rechaza la construcción de un centro carcelario en esta jurisdicción. 

En la parroquia de Mera habitan alrededor de 13.000 personas y asegura que están decepcionados por la intención de Noboa de construir una cárcel de máxima seguridad en Shell.

En la parroquia de Mera habitan alrededor de 13.000 habitantes y asegura que están decepcionados por la intención de construir una cárcel de máxima seguridad en Shell.

El alcalde del cantón Mera, Gustavo Silva, prefirió no referirse del tema, mientras que el de Tena y presidente provincial del Napo de la AME (Asociación de Municipalidades del Ecuador), Jimmy Reyes, dijo que se alistan para brindar mayor seguridad a la provincia.

Una de las acciones es dotar un terreno para la construcción de un cuartel para las Fuerzas Armadas, cuyo pedido lo ha realizado la misma institución militar con el afán de controlar las fronteras cercanas a la provincia de Pastaza.

“Tenemos el sitio donde se construirá el cuartel y será en Puerto Napo, que es estratégico para la seguridad. Igual si no se construye la cárcel en Pastaza es necesario contar con la presencia de los militares para el control de la minería ilegal”, agregó Reyes.

Mientras que Kléber Olalla, alcalde del cantón Loreto en Francisco de Orellana, cree que la construcción de la cárcel no debería alarmar a la población.

“Si construimos cárceles seguras no vamos a tener inconvenientes, pero sí vamos a recibir mayor afluencia de personas y eso va a dinamizar la economía (…) Los compañeros de sus cantones deberán conversar con las autoridades y tomar decisiones”, puntualizó Olalla.

Las huellas de ‘La Penal’

En las selvas de la Amazonía ecuatoriana ya existió un penal. En la administración del expresidente, Gabriel García Moreno ( 1861-1865 y 1869-1875), se trasladó a la montaña a decenas de presos de Quito, mientras se remodelaba el penal García Moreno.

Esta historia la conoce muy bien Lucrecia López, de 81 años, quien llegó a los 12 con sus padres hasta lo que ahora es la parroquia Cumandá, en Palora,provincia de Morona Santiago.

Ahí funcionaba el expenal, conocido como ‘La Penal’, nombre que sirvió para bautizar al pueblo.

Lucrecia López asegura que el expenal estaba en medio de la montaña y del río Pastaza. Los presos debían sembrar para comer.

Seis meses antes de la llegada de Lucrecia, habían levantado la cárcel del lugar y trasladaron a los presos en canoa y en carros porque debían pasar el río Pastaza, en ese tiempo muy temido por sus caudalosas aguas, y por los estrechos caminos en medio de la montaña por Tungurahua.

La habitante de La Penal, parroquia que se ubica a cinco minutos de Mera (Pastaza), recuerda que no había cerramientos, porque el Gobierno no tenía dinero y por eso los presos tuvieron que construir sus propias cabañas para resistir las inclemencias del tiempo.

También para evitar ser devorados por los animales de la selva. Pero eso sí, estaban bien custodiados por la seguridad del Gobierno.

Los presos debían sembrar para comer e incluso hasta lograron construir una piscina para bañarse, ya que ir a nadar al río representaba una muerte segura, aunque algunos intentaron escapar.

El expenal funcionó hasta 1936 en la parroquia Cumandá, en Morona Santiago. Ahora es un lodge para el turismo nacional y extranjero.

Lucrecia conoce la historia, porque dos presos, que lograron esconderse para evitar ser trasladados a Quito, vivieron después en esa comunidad.

En La Penal aún quedan las huellas de esa construcción. Incluso el terreno donde funcionaba ‘la penal’, se convirtió en un lodge, cómodo y moderno llamado La Penal.

Lucrecia espera que cerca de la comunidad se construya la nueva cárcel que anunció el presidente Noboa.

“Es verdad que ahora vivimos muy tranquilos, sin miedo a la inseguridad, pero así también muy abandonados. Con la construcción de la cárcel seguro más gente conocería nuestra comunidad, se mejoraría la carretera y existirían fuentes de empleos”, mencionó.

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