Casi toda la tecnología moderna, imprescindible para ‘vivir’, como los smartphones, las pantallas de los computadores o las lentes de los potentes telescopios utilizan minerales críticos y de tierras raras. Pero con el apuro de dejar atrás el crudo y fabricar autos eléctricos o turbinas eólicas, estos metales son cada vez más demandados.
El gran problema es que el mundo no los tiene ni produce en abundancia, y los yacimientos ya existentes están inmersos en complicados conflictos geopolíticos de las grandes potencias, como China, Estados Unidos, Canadá y naciones europeas.
De todos los minerales ‘vitales’, que sirven para caminar hacia esta transición energética y dejar de emitir gases de efecto invernadero, hay cinco que están poniendo de cabeza a los gobernantes.
Se trata de litio o también llamado oro blanco, el cobalto, el cobre, el níquel y un grupo de minerales encerrados en el término ‘tierras raras’.
Estas materias primas se situarán en el centro «de los esfuerzos para descarbonizar y electrificar la economía a medida que nos alejemos de los carburantes fósiles», señala un informe de la consultora McKinsey publicado en 2023.
Además, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la demanda de minerales esenciales podría cuadruplicarse, o sextuplicarse incluso, para 2040, a medida que aumenta la compra de autos eléctricos.
Serán tan esenciales como lo fueron el carbón para las máquinas a vapor en el siglo XIX o el petróleo en el siglo XX.
Pero, ¿qué pasaría si China cortara mañana a Estados Unidos y Europa el acceso a los minerales esenciales, que en su gran mayoría se producen en su suelo? Esta es una pregunta que los principales líderes mundiales aún no quieren hacerse.
Mientras encuentran una respuesta, conozca en detalle dónde están y cuál es la utilidad de los cinco minerales críticos o esenciales para el mundo moderno:
Litio, oro blanco
La carrera mundial de las baterías, impulsada por la llegada de los vehículos eléctricos, ha provocado una demanda acelerada de litio.
También llamado oro blanco por su tonalidad plateada, el litio es vital por su capacidad para almacenar energía, por ejemplo, en las baterías de iones que mueven los autos eléctricos de Tesla u otras empresas.
Solo cuatro países, Australia, Chile, Argentina y Chile, producen más del 96% del mineral en el mundo, pero que ante la demanda habrá un punto en que no logren satisfacer a sus compradores.
Según detalla un informe del Foro Económico Mundial, publicado a propósito de la cita en Davos (Suiza), el desajuste entre la oferta y la demandade litio ha creado una tremenda desconexión de materias primas entre quienes construyen gigafábricas y vehículos eléctricos, y quienes extraen estos elementos.
«El precio del carbonato de litio, que ha pasado de USD 8.500 por tonelada en diciembre de 2020 a USD 81.000 por tonelada en diciembre de 2022, subraya la agresividad de estos mercados inflexibles», dice el Foro.
Cobalto ‘rojo’
Las materias primas tradicionales han pasado a un segundo plano, debido a la ‘necesidad’ de las materias primas del futuro, y en ese grupo está el cobalto.
Cada vez que sostiene su iPhone en la mano, tiene también una pequeña cantidad de cobalto, que permite que la batería del celular dure más tiempo. Es crucial para que las baterías de litio carguen y descarguen correctamente.
El dilema es que las mayores reservas del mineral están en África Central, y concretamente en la República Democrática del Congo, donde se extrae en minas rudimentarias y en condiciones inhumanas, y muchas vecesempleando a niños.
Naturalmente, el cobalto se encuentra en rocas y tierra, pero se requieren de manos de mineros para extraerlo y procesarlo.
Tiene un tono verde azulado, pero debido a que está envuelto en conflictos y explotación laboral en el Congo, Amnistía Internacional y otras organizaciones de los derechos humanos lo llaman el mineral ‘rojo’.
La República del Congo, el segundo país más grande en África, abastece al mundo del 60% de cobalto, y quienes se lucran de la explotación son funcionarios del gobierno y grupos rebeldes armados.
Cobre, el más antiguo
Se avecina un cambio tecnológico sísmico a medida que el mundo avanza agresivamente hacia los vehículos eléctricos, la inteligencia artificial y redes más rápidas de conexión a Internet.
Y en todos estos avances, hay un metal de color rojizo que se ha usado desde los albores de la humanidad y que ahora tiene mayor importancia.
El cobre se utiliza en la fabricación de paneles solares, turbinas eólicas y cables de energía. Su alta demanda ha empujado su precio y para 2030, la escasez del mineral podría llegar a los seis millones de toneladas.
Con casi un cuarto de la oferta mundial, equivalente a unas 5,2 millones de toneladas métricas anuales, Chile es mayor productor mundial de cobre, pero su extracción le ha significado conflictos ambientales y hasta críticas de la ONU.
El pasado mayo de 2023, el enviado de las Naciones Unidas para los derechos humanos y el medio ambiente, David Boyd, hizo una dramática descripción del complejo industrial de Ventanas en Chile, donde se funde cobre y otros minerales.
Lo llamó el ‘Chernobyl’ chileno y dijo que en este polo industrial habitan decenas de personas enfermas y bajo niveles inaceptables de riesgo.
Níquel y el conflicto ruso
Hace 100 años, el níquel era considerado un metal tóxico, pero entonces llegó el régimen soviético y en 1934 fundó la primera planta para procesar el mineral.
Debido a su durabilidad, el níquel es clave para la fabricación de monedas, joyas, instrumentos industriales y acero inoxidable. Y ahora también se lo emplea en la construcción de las turbinas eólicas.
Si bien hay países como Australia o Cuba, que producen níquel, los grandes yacimientos están en Rusia, que ocupa el primer lugar de producción. También hay depósitos del metal en Ucrania.
Por ello, con la invasión de Rusia a Ucrania, y la necesidad de fabricar armamento, la escasez se níquel llegó a sus máximos históricos en 2022, y está lejos de solucionarse mientras el conflicto bélico entre ambos países continúe.
Tierras raras
Entre los minerales esenciales, hay unos 30 elementos muy escasos y difíciles de extraer, como tungsteno, tantalio o indio, que se usan para fabricar imanes, que convierten la energía mecánica en electricidad.
De este total, unos 17 son conocidos como tierras raras, que se estima hay unos 100 millones de toneladas, pero China tiene el monopolio de su extracción.
Su «rareza» se debe a que es inhabitual hallar yacimientos de utilidad comercial, ya que estos metales se encuentran a menudo en pequeñas cantidades en el seno de minerales de los que son difíciles de separar.
Las tierras raras tienen una estructura atómica particular que está en el origen de numerosas propiedades físicas únicas.
Por ejemplo, el europio, que tiene una luminiscencia roja, se utiliza en las pantallas de televisión. El neodimio, naturalmente magnético, sirve para fabricar potentes imanes. Y el lantano es necesario para las pilas recargables utilizadas en gran número de aparatos electrónicos y vehículos híbridos.
Para contrarrestar la influencia china, en septiembre de 2023 representantes de 47 países consumidores y productores de metales críticos y de tierras raras empezaron a organizarse y se reunieron en París.
Auspiciada por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la cumbre constituyó el primer paso para crear una «diplomacia de los metales».