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Este 26 de julio se recuerda el Día Internacional del Manglar, aquel árbol leñoso que vive semisurmergido y es abundante en países americanos y asiáticos, de hábitat tropical e intramareal, como Ecuador. 

Precisamente, la fecha, que se celebra desde 2015, nació de una tragedia ocurrida en el país. 

Era el 26 de julio de 1998, cuando el activista ambiental Hayhow Daniel Nanoto, original de Micronesia, murió durante la repoblación de un manglararrasado por una instalación ilegal de camaroneras en Muisne, Esmeraldas. 

“Cada año recordamos cómo las comunidades y organizaciones trabajamos en defensa de los manglares, como lo hizo David frente a Goliat, que en este caso representa a la industria camaronera”, dice la organización Fundecol.

A propósito de la fecha, la Alianza Mundial de los Manglares (GMA) publicó un informe sobre el deterioro del ecosistema.

De manera general, la GMA señala que la pérdida de manglares se ralentizó en 2022 respecto a 2021.

Aunque, el 62% de las pérdidas de este tipo de ecosistema se origina por la tala y la modificación de costas por parte del ser humano. 

En su gran mayoría, el hombre tala el manglar para ampliar la frontera agrícola, establecer asentamientos humanos o en el caso de Ecuador, para instalar piscinas camaroneras. 

Vitales para el mundo 

Durante la década de 2010 a 2020 desaparecieron unos 600 kilómetros cuadrados de manglares, indica el informe de la GMA. 

De este total, “podemos estimar que 373 se debieron al impacto humano directo”, precisa el estudio, aunque esas pérdidas podrían reducirse y “salvar 168 kilómetros cuadrados a finales de 2030” si se consigue detener la tala directa. 

La GMA recordó que los manglares tienen “gran valor medioambiental y son claves para mitigar el impacto del cambio climático”.

Tienen una gran capacidad de captar carbono de la atmósfera para su crecimiento y retenerlo durante mucho tiempo, “hasta cuatro veces más dióxido de carbono que otros ecosistemas boscosos”.

Y por si fuera poco, en el caso de Guayaquil, que por años ha talado el manglar del Estero Salado, sirve como una barrera protectora contra inundaciones.

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