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Así fue el antiguo coronavirus que azotó el este de Asia hace 25.000 años

Según un estudio, personas de ascendencia asiática oriental poseían ciertos genes que interactúan con los coronavirus.

3 de mayo, 2021 – 17h42

La investigación descubrió que en personas de ascendencia asiática oriental, hay ciertos genes que se sabe que interactúan con los coronavirus. Foto: AFP

Aunque antes del 2019 a muchos no les sonaba familiar la palabra coronavirus, lo cierto es que hace 25.000 años un antiguo coronavirus pudo haber arrasado el este de Asia, afirma un nuevo estudio.

El profesor de ecología de la Universidad de Arizona David Enard y su equipo han analizado los genomas de 2.504 personas en 26 poblaciones humanas diferentes de todo el mundo, utilizando información disponible en una base de datos pública, se indica en una publicación del sitio web El Confidencial.

La información recogida fue publicada en bioRxiv, una plataforma de preprints (una versión de un artículo académico o científico que precede a la revisión formal entre pares y publicación en una revista).

¿Cómo actúan los coronavirus?

En el momento en el que los coronavirus ingresan en las células humanas, se podría decir que ‘secuestran’ la maquinaria de las células para replicarse, lo que significa que el éxito del virus dependerá de sus interacciones con cientos de proteínas humanas diferentes.

Los investigadores hallaron un conjunto de 420 proteínas humanas que se sabe que interactúan con los coronavirus, 332 de las cuales interactúan con el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.La mayoría de estas proteínas ayudan al virus a replicarse dentro de las células, pero algunas ayudan a la célula a combatir el virus.

Los genes que codifican esas proteínas cambian constante y aleatoriamente, se señala en Live Science. No obstante, si una mutación le da una ventaja a un gen, como una mejor capacidad para combatir un virus, contará con más posibilidades de pasar a la siguiente generación o de ser seleccionado.

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Con relación a esto la investigación descubrió que en personas de ascendencia asiática oriental, hay ciertos genes que se sabe que interactúan con los coronavirus. Este conjunto de mutaciones posiblemente contribuyó a los antepasados de esta población a volverse más resistentes al coronavirus antiguo al alterar la cantidad de estas proteínas producidas por las células.

Los científicos encontraron que las variantes genéticas que codificaban 42 de las 420 proteínas que estudiaron comenzaron a incrementarse en frecuencia hace unos 25.000 años. La propagación de variantes ventajosas continuó hasta hace unos 5.000 años, lo que sugiere que el virus antiguo siguió amenazando a estas poblaciones durante mucho tiempo.

Los coronavirus y la adaptación en humanos

“Los virus ejercen algunas de las presiones selectivas más fuertes sobre los humanos para que se adapten y presumiblemente los coronavirus han existido durante mucho tiempo antes de que existieran los humanos”, explica Joel Wertheim, profesor del Departamento de Medicina de la Universidad de California en San Diego, quien no fue parte del estudio.

“Entonces, aunque no es inesperado que los coronavirus hubieran impulsado la adaptación en humanos, este estudio presenta una investigación fascinante sobre cómo y cuándo se desarrolló”,señala Wertheim en declaraciones recogidas por Live Science.

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Aun así, “es muy difícil decir si el virus que causó esta evolución también fue un coronavirus, pero parece una teoría de trabajo plausible”, indica el profesor.

Sobre esto, Enard se muestra de acuerdo en que el antiguo patógeno que plagó a nuestros antepasados podría no haber sido un coronavirus; pero en el caso de no serlo, puede tratarse otro tipo de virus que interactuó con las células humanas de la misma forma que lo hacen los coronavirus.

Enard y su equipo tienen previsto trabajar con virólogos con el objetivo de entender cómo estas adaptaciones ayudaron a los humanos antiguos a sobrevivir a la exposición a este coronavirus primigenio.

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Pese a que es posible ver huellas del impacto de este posible coronavirus antiguo en los antepasados de las personas, existe la posibilidad de que las generaciones futuras no puedan ver los rastros del SARS-CoV-2 en nuestro genoma, agrega Enard. Debido a la vacunación, el virus no tendrá tiempo para impulsar la adaptación evolutiva, afirma. (I)

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